Desde hace unos pocos meses estoy participando en EQUO. Me acerqué
porque creo que necesitaba volver a algún tipo de compromiso, después de un
paréntesis vital igual demasiado largo. Lo hice con prudencia, casi con miedo…
a ver esto… No es mi primera experiencia de militancia política, y la verdad es
que la anterior fue un tanto frustrante.
En este primer acercamiento me topo de frente con el discurso que
tienen elaborado, y que llaman “ecología política”. Buceo, busco, leo y charlo…
y me sorprendo. Emergen, entre las
páginas escritas y en las charletas con la gente, ideas de fondo que conectan con mis preocupaciones teóricas;
un análisis de la realidad con mucha potencialidad holística; y propuestas que traducen esas ideas al lenguaje y a la
lógica de la acción política.
Ideas, análisis y propuestas que creo aportan novedad, aunque no
sean precisamente nuevas. Direcciones nuevas, formas alternativas y fondos potentes. Hala, ya esta el lio
“liao”.
Para eso nace este blog. En primer término para aclararme yo
mismo, para ayudarme a reflexionar y así no se me oxida la “pelota”, y en
segundo lugar para compartir esas reflexiones con quien esté interesado y tenga
la santa paciencia de leerlas. Para abrir boca, e ir entrando en materia,
algunas de esas sorpresas, a modo de telegrama.
Sostenibilidad: Desde que el Club de Roma a principio de los años 70 publicara su
famoso informe se lleva hablando de esto. Pero una cosa es hablar y otra hacer.
La evidencia de la imposibilidad de un modelo económico y social basado en el
crecimiento sostenido en el marco de un planeta con unos recursos finitos,
parece que de evidente se torna en innombrable. Es como lo de aquella mujer que
le dice a unos Testigos de Jehová que han llamado a su puerta: - “Mirad lo siento, pero yo que no creo en
la Iglesia Católica, que es la única verdadera, no puedo creer en la vuestra”.
Vida buena: Resulta curioso como simplemente darle la vuelta a una expresión
le puede variar radicalmente el sentido. La vida buena nada tiene que ver con
la buena vida o con la vida padre… como modelo de felicidad basado en el tener
y en el consumir, y que, cuando nos damos cuenta, resulta que son las cosas las
que nos tienen a nosotros y nosotras. Apostar por otro tipo de vida, en la que
podamos trabajar para vivir y no al revés (otra trasliteración interesante),
una vida que nos permita tener tiempo para hacer otras cosas, para disfrutar,
para reir, para amar.
Bien común: Como concepto político y económico, en el que se cambia la
competencia por la colaboración, y que nada tiene que ver con el interés
general, porque el bien casi nunca tiene nada que ver con los intereses y lo
general no es lo común sino solo lo de la mayoría. Porque no siempre lo bueno
es equiparable a la cantidad y al crecimiento y porque lo común tiene en los de
abajo del todo su referente y su punto de vista. Si a ellos les va bien, vamos
por el buen camino.
Participación: Si esto no lo construimos entre todos y todas, no va a salir. Y
para hacerlo es preciso que podamos estar en los espacios donde se toman las
decisiones, si no es así, no estamos participando, como mucho y con suerte
estamos siendo consultados por los que luego tomaran la decisión. Participación, consenso, dialogo,
inteligencia colectiva como método de acción política.
Cuatro ideas potentes, que lo son aún más si se ponen en relación
entre ellas, si se ponen juntas a pensar y a trabajar. Y si, estas cosas se
dicen en un partido político y se ponen a trabajar juntas. Seguro que con
vacilaciones y con errores, pero al menos están y aportan novedad en el panorama
político español. Novedad que apunta en
una más que interesante dirección, o al menos a mi me lo parece. Cuatro ideas, no más, pero de un calado que nos permite entrar en eso que en fondo significa lo ecologico, la pregunta por el sentido (logos) de la casa (oikos), que es previo y ha de subordinar a la norma (nomos) de la casa (oikos), Asi oikoslogía antes y como sentido de la oikosnomía.
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